Se adueñaron de la tierra y pusieron cercos por doquier, le llamaron: propiedad privada.
Después, explotaron en «sus tierras» a los sin tierra. Y así, a costa de quienes quedaban con las manos vacías y sin más riqueza que su sudor y sacrificio para no morir de hambre, el terrateniente se hizo cada vez más rico y poderoso. Asimismo, la manufactura y, posteriormente, la máquina de vapor que inauguró el capitalismo industrial en las ciudades, utilizó el intelecto y sudor de la clase trabajadora que había quedado desposeída de los medios de producción. Y privada de los medios de producción para vivir, no le quedó otra alternativa que vender, como una mercancía, su fuerza de trabajo. La «libertad» de las y los asalariados quedó reducida y denigrada a la necesidad de ofrecer al capitalista su fuerza de trabajo, sujeta a los vaivenes, a las fluctuaciones del mercado que no sabe de humanidad ni le interesa la muerte de los bosques o de las abejas.
Y dónde queda aquí la libertad, te preguntarás. La respuesta es simple: La libertad del capitalista no es otra cosa que explotar al proletariado y a la naturaleza para seguir acumulando. De ahí que la verdadera libertad y dignidad de las y los asalariados es la emancipación de su condición de mercancía bajo el yugo capitalista que le roba la vida y plenitud.
El capital monopólico, las transnacionales siempre se coronan en el ring donde todo lo que se vende y compra. Y donde no lo puede comprar ni controlar, hay un ejército alerta y vigilante a la distancia para hacer el trabajo sucio que tanta desolación ha sembrado sobre nuestra humanidad.
Sistema imperante o monstruo que va engullendo seres humanos y naturaleza movido por la codicia y el egoísmo. La contradicción inconciliable entre unos pocos que amasan inmensas fortunas y la dura sobrevivencia de las grandes mayorías en el mundo. «Casi 700 millones de personas viven hoy en la pobreza extrema, lo que significa que viven con menos de USD 2,15 al día». Cifra entregada por el Banco Mundial.
Los conceptos de libertad, dignidad o patriotismo, sin considerar lo anteriormente expuesto, quedan como meros adornos para tapar la deshumanidad de un sistema que va engendrando llantos y dolor por doquier, condenado a desaparecer en el basurero de la historia.
Nicolás Liberde Llanka
Escritor.
استولوا على الأرض وأقاموا الأسوار في كل مكان، وسمّوها: الملكية الخاصة.
ثم استغلوا في "أراضيهم" أولئك الذين لا يملكون أرضًا. وهكذا، وعلى حساب من بقوا بأيدٍ فارغة، لا يملكون سوى عرقهم وتضحياتهم لتجنب الموت جوعًا، أصبح مالك الأرض أكثر ثراءً وقوة.
وبالمثل، فإن التصنيع، ولاحقًا آلة البخار التي دشّنت الرأسمالية الصناعية في المدن، استخدمت فكر وعرق الطبقة العاملة التي جُرّدت من وسائل الإنتاج. وبما أنها حُرمت من وسائل العيش، لم يكن أمامها خيار سوى بيع قوة عملها مثل سلعة في السوق. وهكذا، تقلّصت "حرية" العمال والموظفين إلى مجرد ضرورة تقديم قوة عملهم للرأسمالي، خاضعين لتقلبات السوق، الذي لا يعرف الإنسانية ولا يهتم بموت الغابات أو انقراض النحل.
وقد تتساءل: أين الحرية هنا؟ والإجابة بسيطة: حرية الرأسمالي ليست سوى استغلال الطبقة العاملة والطبيعة لمواصلة التراكم. ولهذا، فإن الحرية والكرامة الحقيقية للعمال تكمن في تحررهم من وضعهم كسلع تحت نير النظام الرأسمالي، الذي يسلبهم حياتهم وكمالهم.
إن رأس المال الاحتكاري والشركات متعددة الجنسيات تتربع دائمًا على حلبة السوق، حيث كل شيء معروض للبيع والشراء. وعندما تعجز عن الشراء أو السيطرة، يوجد جيش مستعد لمراقبة الأوضاع عن بعد، وللقيام بالأعمال القذرة التي زرعت الخراب في إنسانيتنا.
نظام سائد، أو بالأحرى وحش يلتهم البشر والطبيعة، مدفوعًا بالجشع والأنانية. إنها التناقضات التي لا يمكن التوفيق بينها، بين قلّة راكمت ثروات هائلة، وغالبية ساحقة تصارع من أجل البقاء. "ما يقرب من 700 مليون شخص يعيشون اليوم في فقر مدقع، أي أنهم يعيشون بأقل من 2.15 دولار أمريكي في اليوم"، وفقًا للبنك الدولي.
إن مفاهيم الحرية والكرامة والوطنية، دون النظر إلى ما سبق، ليست سوى زينة تُستخدم لإخفاء لا إنسانية نظام يولّد البكاء والألم في كل مكان، وهو نظام محكوم عليه بالزوال في مزبلة التاريخ.
نيكولاس ليبيردي يانكا
كاتب.
ليست هناك تعليقات:
إرسال تعليق